miércoles, 23 de octubre de 2024

Myrtus communis

 

GRUPO B: Silvestres frutales y medicinales -Arbustos mediterráneos-

SECTOR DEL JARDÍN: Laurisilva, bancales antiguos y zona de bosque subtropical

En el Tratado de Agricultura Natural expresaba que "el <<mago-a>> agricultor natural transmuta -cambia en positivo-, todo acontecer, lleva toda la fuerza de su voluntad a lo que es nacido, para que el Ayu se manifieste en todas las cosas, transformando la tierra en alimento, y es ese el arte de su magia". 


Recordemos lo que también fue dicho en el Tratado, de que el alimento "es aquella manifestación básica -de vida inherente-, que nutre a toda materia, pensamiento y sensibilidad existente". Y es por eso que, en Agricultura Natural, damos la misma importancia a lo silvestre -alimento de la Naturaleza-, como a lo estrictamente alimentario humano.


La simple conjunción entre un mirto (Myrtus communis) y un Diospyros Lotus, ambos silvestres y ambos de frutos comestibles, nos evoca la unión profunda que existe entre lo alimentario humano y lo alimentario de la Naturaleza. 


Un día hablaré del interesante Diospyrus lotus, o kaki silvestre, habitualmente usado como portainjertos. Hoy, damos homenaje a este precioso arbusto llamado comúnmente como Mirto o arrayán europeo. Perteneciente a la familia de las Myrtáceas, esta hermosísima planta aromática originaria del sur de Europa, Norte de África y Este de Asia, puede llegar hasta los tres metros de alto y no tolera las heladas intensas, con lo que encuentra su lugar muy bien en las regiones Mediterráneas, de donde es endémica. 


Tanto sus bayas como sus hojas han sido utilizadas ampliamente, tanto culinaria como medicinalmente, así como para hacer vinos y licores, desde muy antiguo. 


En Cerdeña se prepara tradicionalmente un licor con la maceración alcohólica de los frutos oscuros, donde se elabora el llamado mirto sardo, con excelentes propiedades digestivas. En esta isla, también es muy conocido el uso del mirto para condimentar carnes y, con las hojas del mirto, para aromatizar y conservar la mozarella.


Rico en aceites esenciales beneficiosos, el mirto ha sido y es, ampliamente usado como balsámico, antiinflamatorio y astringente. La preparación de decocciones contra la bronquitis y otras enfermedades respiratorias, así como las infusiones depurativas y calmantes del estómago, tiene un rango de uso muy extendido dentro del mundo herbario, además de la  aromaterapia. 


Otro de sus usos ancestrales importantes es el de perfume, de hecho, su nombre deriva de este significado. 

En el rango del cultivo, los antiguos tratadistas andalusíes coincidían en plantar mirtos junto a los granados y los terebintos, y así se multiplicaban los frutos. El uso y el consumo de bayas, hojas y flores, también fue ampliamente extendido por los andalusíes.

Con las bayas, aparte de comerlas en fresco, como condimentos de asados de carne o  para preparar mermeladas y jarabes, aderezaban las aceitunas de mesa, y, tomadas con vino, las usaban contra las mordeduras de tarántulas y escorpiones. La destilación de flores y hojas, para la extracción de esencias, fue muy usado como cosmético, para el cabello, lavados de caras, axilas y manos, para elaborar colirios para los ojos, etc. Y también, mezclada la planta con otros componentes, para tratar ciertas enfermedades de las vides. 

Ya el clásico Dioscórides destacaba las grandes propiedades medicinales de los mirtos (desodorante, antiséptico, anticatarral, balsámico y sedante) En los tiempos clásicos, fueron muy usadas las tisanas para las afecciones pulmonares.  

Ciertamente, con todo lo dicho, estamos ante una planta muy valiosa que conviene promocionar y amplificar su cultivo y uso. 

En este jardín Natural Botánico, se encuentran catalogadas como unas 8 o 10 plantas distribuidas por algunos espacios. No escatimaremos esfuerzos para seguir plantando muchas más. Según los andalusíes, las estacas leñosas servían muy bien para reproducirlas y se plantaban en noviembre o enero. 

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