Pero aún hay más, nuestro alimento primario, no solo viene directamente de las silvestres de flores, sino también de las silvestres sin flores. Antes de que existieran las flores, todos los árboles eran gimnospermas, y éstas, por el misterioso devenir de la Naturaleza, se transformaron en angimnospermas allá por el Cretácico. De las flores vinieron los frutos y, con ellos, los mamíferos primates, entre otros animales, pudieron alimentarse durante millones de años. Gracias a estos frutos, que muy al principio no eran alimentarios, los homínidos posteriores pudieron desarrollarse hasta que bajaron de los árboles. Y nunca dejaron de consumirlos como parte de su dieta.
Con todo ello, podemos afirmar que el origen del alimento humano es la fruta, y el bosque silvestre su hábitat natural. Despreciar al árbol silvestre, gimnosperma o angiosperma, tal y como como hemos visto, es despreciar, también el alimento originario y natural humano.
El principio número 6 de la Agricultura Natural es el bosque Natural de alimentos, que incluye tanto los silvestres como los alimentarios. La conjunción armónica de ambos aspectos hace que el humano, no sólo valore su propio origen, sino su posibilidad de futuro y perpetuación en esta maravillosa tierra. Sin silvestres en nuestros campos, no habrá frutos en el futuro, ya que ellos no tendrían la posibilidad de transformarse en un alimento continuado si no puede convivir con su razón de ser, que son sus ancestros.
Dicho esto, la mejor manera que tenemos para respetar y dignificar a la Naturaleza y armonizarnos con ella es, no solo conservar, promover y extender los bosques forestales, sino también incorporar silvestres en los campos de cultivo de la forma más diversa que sea posible. Todo ello fue prescrito, como dije, en el principio número 6 de la Agricultura Natural y el significado profundo se encuentra, insisto, en la toma de consciencia de que sin silvestres, no hay alimento posible futuro.
Aunque con características muy especiales, junto con las Gnetáceas y otras posibles plantas únicas, el Ginkgo biloba es uno de los árboles de hoja plana más antiguo que existe vivo hoy día, y su reconocimiento puede llevarnos, al origen directo de los árboles angiospermas y frutales. Por ello, rendimos un homenaje especial a esta planta tan valiosa y le daremos un estudio detallado y merecido en una segunda parte de este artículo, pues ella nos llevará directamente al sentido profundo del origen de las angiospermas y, con ello, de nuestro alimento más primigenio.
Como antesala del estudio de la segunda parte, conviene destacar que el Ginkgo biloba se encuentra dentro de las gimnospermas ya que sus semillas son desnudas, es decir, no están encerradas en un fruto maduro, sino que están protegidas por conos o cubierta carnosa de semilla, característica propia de las gimnospermas. Sin embargo, aún siendo planta sin flor y ancestro de esta, tiene otras cualidades especiales e impresionantes, dados los tiempos en los que estamos, que nos llevan, incluso, a considerarla como parte origen también de las propias coníferas. Este primitivismo nos traslada a muchos millones de años atrás, siendo, con ello, aparte de lo que hemos mencionado de las angiospermas, parte ancestral fundamental de toda vida vegetal en general que hoy tenemos la suerte de conocer. Es por eso que se le considera como uno de los más auténticos fósiles vivientes.
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