SECTOR DEL JARDÍN: Pequeña laurisilva y zona Terciarios
A medida que las angiospermas primitivas se iban desplazando hacia el norte desde el Ecuador donde nacieron, allá por el Cretácico inferior, desde hace unos 130 millones de años, una parte de esta flora comenzó a adaptarse a las zonas más frescas. Esta adaptación hizo que la gran mayoría de los árboles de esta flora particular de angiospermas pudiesen mudar sus hojas. Nacen entonces los caducifolios y, con ellos, una hermosa diversidad de géneros. Por la parte de las gimnospermas, estas también se adaptaron a los fríos y la mayoría mantuvieron sus hojas, que fueron, sobre todo, las pertenecientes a las Coniferophytas.
La flora que estamos hablando se llama arctoterciaria, y se estableció dominante en el cinturón septentrional del Hemisferio Norte del planeta durante todo el Terciario. No han dejado de dominar este Hemisferio desde entonces. En tiempos de las glaciaciones, ya en el Cuaternario, se mudaron al sur, y, gracias a eso, podemos hoy en día contar con ellos. Pasados los tiempos de los hielos, una parte de esta flora se mudó de nuevo a los nortes fríos, como fueron los abedules, entre muchos otros, y otra se quedó en el sur, como los nogales, etc.
La diversidad de angiospermas caducifolias arctoterciarias fue muy grande, pero concentrándonos en las más primitivas, tenemos un grupo muy pequeño inicial que todavía conservaban ciertos caracteres de los climas calientes de donde venían. Allá por el Cretácico medio, en el final de la Era Mesozoica, aparecen entonces géneros como el que vamos a hablar hoy, el Liquidambar.
Los registros fósiles más antiguos del género Liquidambar datan de hace 90 millones de años y compartían nacimiento reciente con otros géneros de angiospermas caducifolias arctoterciarias antiguas como los Platanus (100 m.a.), los Juglans (100 m.a.), los Ulmus (100 m.a.), los Cercidiphyllum (100 m.a.), los Podocarpus (100 m.a.) y los Sassafras (100 m.a.), como los más importantes.
Conforme va desarrollándose el Terciario, comienzan a aparecer otros géneros caducifolios significativos, destacándose los más antiguos, como fueron los Carya y los géneros de la familia de las Fagáceas, ambos con registros fósiles de hace 80 millones de años.
El Liquidambar fue uno de esos elementos característicos del bosque subtropical templado-caliente del Terciario que se quedó en la zona sur y media del cinturón arctoterciario. Este bosque se caracterizaba por ser húmedo y caliente con capacidad para aguantar ciertos fríos durante las estaciones de invierno, pero sin llegar a aguantar demasiadas heladas.
Los estudios paleobiogeográficos parecen mostrar que los Liquidámbares vivían en zonas de tierra con alto nivel edáfico típico de zonas pantanosas, lo que le permitía vivir con géneros con los Craigia y los Taxodium, entre otros. Sin embargo, mi experiencia con la especie styraciflua, que es la que viene de América y la que hoy presento, es que soporta muy bien el clima mediterráneo y no tiene necesidad de mantener ese nivel edáfico, siempre y cuando esté en un ambiente de bosque desarrollado y reciba ciertos riegos durante la época estival.
En los tiempos que existía un archipiélago en la zona donde este jardín se encuentra, más allá de los 6 millones de años (en el Mioceno, entre los 11,62 y los 7,24 m.a.) y antes de la formación del Mediterráneo, el género Liquidambar se encontraba muy presente. Viendo cómo los dos liquidámbares que existen en este jardín se desarrollan, me gusta evocar la idea de que estas tierras aún conservan presente su propia memoria histórica.
El Liquidambar styraciflua es un árbol de una increíble hermosura, sus hojas palmadas que recuerdan a su primo hermano Platanus, en otoño se tornan primero de amarillo dorado y después de un rojo intenso. En América, de donde es natural, como dije, los nativos han usado su resina, con fines medicinales, fundamentalmente, para hacer un bálsamo con un aroma a ámbar gris (de ahí le viene su nombre). Con el bálsamo curaban las afecciones ciáticas, la debilidad nerviosa, las enfermedades de la piel y la hemorroides, aliñaban el tabaco, como desodorizante, etc. Hoy día, este aromático bálsamo, llamado Styrax, es muy usado en perfumería y para hacer mezclas de tabaco.
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