miércoles, 30 de octubre de 2024

Ginkgo biloba. Parte II -Angiospermas y Gnetum gnemon-

 

GRUPO B: Silvestres medicinales y alimentarios -Fósil viviente-
SECTOR DEL JARDÍN: Pequeña laurisilva y zona Bosque subtropical
El origen de las plantas de flores, angiospermas, es un interrogante que persigue desde siempre a todos los botánicos. Charles Darwin se refirió a su aparición repentina como un "abominable misterio". A pesar de ello, existen diversas hipótesis. 

Lo más importante a destacar es que las angiospermas no nacieron repentinamente, sino a través de millones de años de transformación de las plantas gimnospermas que ya existían. La hipótesis más aceptada es que estas vinieron de un orden extinto de plantas llamadas Bennetiales, que apareció en el Triasico, desde hace unos 250 millones de años y que despareció en el Cretácico final, casi coincidiendo con la aparición de las plantas con flores. Las Bennetiales están relacionadas con las Cycadophitas (Cicas), las Ginkgophytas (ginkgos) y las Pinophytas (coníferas), con lo que estas, muy probablemente, aparecieron de la hibridación de aquellos tres ordenes botánicos.  Los primeros fósiles de angiospermas aparecen en el Cretácico superior -130 m.a.-, en las zonas tropicales del Ecuador, luego se dispersaron, hace unos 100 m.a., hacia latitudes mas altas, llegando a dominar a todas las gimnospermas, desplazando a los helechos gigantes que se extinguieron y casi extinguir a las Cicadoiáceas y a las Ginkgoideas, sus propios ancestros en realidad. Siendo, quizás, más certeros, podríamos estar hablando de una transformación y no de una extinción, propiamente dicha.

Con una observación  minuciosa, aparte de las Bennetiales, de todos los ordenes botánicos de gimnospermas que existen hoy, sólo podemos considerar tres como antecedentes posibles más cercanos de las angiospermas, estas son: Las cicas, los ginkgos y las gnetales. Descartamos a las Pinophytas e incluimos a las Gnetales, porque estas últimas están más cercanas a las angiospermas que las coníferas y nacieron allá por el Pérmico medio -270 m.a.-, con lo que ya se habían separado un poco de las coníferas y convivían con las cicas y los ginkgos, la posibilidad de hibridación era muy alta entre estos dos órdenes. Hay una razón de mucho peso para incluir a las Gnetales, sólo hay que ver imágenes de la única especie del género Gnetum que existe hoy, el Gnetum gnemon, llamado Melinjo en el sudeste de Asia. El parecido con las angiospermas es asombroso, su porte y las propias hojas, además tienen una particularidad especial que las acerca muchísimo, y es que poseen vasos en los tallos muy semejantes a las angiospermas, además, las hojas -como verdura-, las semillas -nueces de los frutos- son comestibles, con lo que, siendo gimnosperma y hermana de las Pináceas, aunque sea solo por sus nueces, nos acerca, aún más, a un frutal:  


La hipótesis de que las angiospermas vienen de las Bennetiales se basa en que poseían estructuras similares a flores. Lo considero muy acertado, sin embargo, cuando observamos estas plantas, vemos más parecido con las Cícadas que con las angiospermas, con lo que tuvo que haber, muy probablemente, algún tipo de hibridación natural con otras plantas, que podían haber sido perfectamente las Gnetales -un posible eslabón perdido- y los Ginkgos.  
Con todo lo expuesto, finalmente, podemos entonces complementar las hipótesis existentes concluyendo que las angiospermas podrían haber nacido de una mezcla de las Bennetiales, los Ginkgos y las Gnetales. Del primer orden solo tenemos registros fósiles, sin embargo, de los dos ordenes últimos tenemos las plantas vivas, con lo que nos permite avanzar muchísimo sobre ello.

Los Ginkgos son antiquísimos, aparecieron en el Pérmico superior, hay registro fósil de hace unos 290 millones de años, convivían entonces con los helechos gigantes, las cícadas y otras especies primitivas. Componen un orden, una familia y un género botánico de donde solo ha sobrevivido una especie en concreto, el Ginkgo biloba, comúnmente llamado el árbol de los 40 escudos. Se trata de una especie espectacular y única que ha sido capaz de sobrevivir a condiciones desfavorables múltiples, su resistencia es incomparable respecto a cualquier otra especie vegetal de hoja caduca. 

Algunos estudios declaran que "la característica particular del primitivismo de los ginkgos aparece en la nervadura dicotómica de las hojas, que se extiende por la acícula plana desde el comienzo del peciolo. Este tipo de nerviación recuerda a determinadas hojas de los helechos, lo que permite suponer que las primitivas gimnospermas podrían derivar de este grupo". Atrevida conclusión de hipótesis, pero no deja de ser interesante.

En China al Ginkgo biloba se le llama albaricoque plateado o también, la fruta blanca, porque las nueces de sus frutos son comestibles -aunque hay que quitar bien la cubierta carnosa que es tóxica-, de hecho, es un alimento tradicional en ese país; un dato importante para acercarlo aún más a las angiospermas, al mismo nivel que las Gnetales.

Respecto a sus hojas, son muy medicinales, apreciadas desde milenios en Asia y actualmente en todo el mundo. Su beneficios son muy poderosos y están indicados para la circulación sanguínea central, beneficiando los procesos del envejecimiento cerebral, memoria, cansancio, depresión, etc., así como ayuda a evitar los coágulos de sangre con lo que está también especialmente indicado para disminuir la posibilidad de trombosis... Su capacidad medicinal es realmente extraordinaria.  

El Ginkgo biloba es un árbol muy longevo que crece extraordinariamente lento, puede pasarse muchos años sin crecer nada y, de repente, crecer hasta 1 metro. Necesita 20 años para tomar forma redondeada. Los dos ejemplares que existen en este jardín les pasa justamente eso. Cercanos a tener diez años desde su plantación, no han crecido apenas nada. Paciencia toca con este fósil viviente. Eso sí, aunque no es su hábitat natural, pues es natural de climas subtropicales de lluvias constantes, aguanta perfectamente todo tipo de avenencias mediterráneas, calor extremo y pleno sol, incluso las sequías severas.  
 

 

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