martes, 2 de diciembre de 2025

Salvia lavandulifolia subsp. vellerea

 

Salvia lavandulifolia subsp. vellerea. J. botánico Jamchen
GRUPO B: Silvestres alimentarios y medicinales. Endemismo 
SECTOR DEL JARDÍN: Zona autóctonos

Tal como comentábamos en el artículo dedicado a la Salvia candelabrum, existen muchas especies de plantas valiosas que no solo deben estar protegidas, sino que, además deberían fomentarse con su repoblación en los lugares idóneos. Dentro de estas especies valiosas y singulares de Andalucía, encontramos también otra salvia, la Salvia lavandulifolia subsp. vellerea, llamada comúnmente salvia fina.  


Se trata de un  endemismo  del Este y el sur de la Península Ibérica. La encontramos formando matorrales, en substrato calizo, magros o dolomíticos, desde los 300 metros hasta los 2100 metros de altitud. En las zonas bajas es más difícil de encontrar, pero en las zonas altas de las montañas, a partir de los 1.700 metros de altitud, forma matorrales densos en muchos puntos. Concretamente, en la Sierra de Tejeda, por encima de las Llanadas, hasta la subida del pico de la Maroma, se pueden observar buenas extensiones de ella. 


En estas zonas mencionadas, junto a otras de altura de la Sierra Almijara, según los estudios y debido a la cercanía de pinos blancos naturales de la Almijara y la presencia actual de enebros y sabinas rastreras (Juniperus communis y sabina) con artos (Rhamnus saxatilis) y cerezos de montaña (Prunus prostrata), parecen que estuvieron dominadas en el pasado por buenos pinares-sabinares. Esta comunidad vegetal se llama Pino ibericae Juniperium Sabinae, y contienen características de pino rojo o albar (Pinus Sylvestris), Sabina albar (Juniperus thurifera) y otras sabinas, con alianzas de pino negro (Pinus uncinata) y pino blanco o salgareño (Pinus nigra subsp. salzmanii). 


Lamentablemente, en la actualidad de Sierra Tejeda, a estas alturas no sobrevivieron pinos silvestres ni pinos blancos naturales, solo nos quedan repoblaciones posteriores de los primeros, que ya es algo. Una vez más, insistir que es una pena, en cualquier caso, que no sigan intensificando estas acciones que se hicieron en otros tiempos, y tengamos que conformarnos con los roquedos desnudos de hoy, a sabiendas que no es su natural idiosincrasia. Las labores de repoblación en este Parque Natural, son casi inexistentes, prácticamente, en los últimos 20 años. 


Volviendo a la salvia fina, que era nuestro tema, me gustaría destacar algunas otras especies interesantes que conforman con ella la comunidad Juniperus communis subsp. Hemisphaerica, como son, aparte de los mencionados (enebros y sabinas rastreras, cerezos de montaña y artos, entre otros) y otros que me dejo en el tintero, como los almohadillados; el guillomo (Amelanchier ovalis), la boja o manzanilla de campo (Santolina canescens), la alhucema de Andalucia (Lavandula lanata) y el serpillo (Thymus granatensis). 


Es muy bien conocido el contenido medicinal de esta planta, que fue usada con estos fines desde muy antiguo. Como ya hemos comentado en otros artículos, las propiedades de la salvia son inmensas. 


En este jardín botánico, contamos con un pequeño ejemplar de Salvia Lavandulifolia subsp. vellerea y esperamos que podamos continuar reproduciéndola a partir de sus semillas.  


Salvia candelabrum

 

Salvia candelabrum. J. botánico Jamchen
GRUPO B: Silvestres alimentarios y medicinales. Endemismo 
SECTOR DEL JARDÍN: Zona autóctonos
La excepcional Salvia candelabrum, comúnmente llamada salima basta o matagallo macho, es un subarbusto de tronco leñoso, endémico del sur de España, que puede llegar, en situaciones muy favorables, hasta los dos metros, aunque los normal es que no sobrepase el 1,30 metro de altura. Tiene una inflorescencia muy larga en forma de candelabro, de ahí su nombre científico. 

La planta es muy ornamental y se usa mucho en jardinería, tanto es así, que ha recibido hasta premios, siendo aclamada como una de las salvias más bellas del mundo. Esto es algo que nos debería llenar de complacencia y regocijo a los andaluces. Son también razones sobradas para que, como otras plantas singulares, estuviese mucho más fomentada en estas, nuestras montañas orientales de Andalucía, tan degradadas por causa humana. Mucho se habla de `cambio climático´, (acometiendo medidas que poco tienen que ver con la verdadera protección y promoción de los ecosistemas naturales y mucho que ver con la implementación de diversos intereses políticos, económicos y del reparto del poder, entre otros) y muy poco se habla, y muy poco se hace (como es el caso reciente comentado en el artículo del Quercus suber de determinadas zonas potenciales donde estos existieron en abundancia), del amplio abanico de acciones de repoblación y de promoción de las especies valiosas, tanto endémicas como autóctonas, como es este que hoy hablamos, la Salvia candelabrum.  

La salima basta se encuentra no muy alta en altitud, a partir de los 200 metros, pero puede llegar hasta los 1.400 metros, desde la Sierra de las nieves de Málaga hasta la Sierra de Gador de Almería. La encontramos, por tanto, en las tres provincias orientales de Andalucía, de donde es endémica. A esta planta le gusta mucho los taludes y también forma parte de las típicas orlas de los matorrales secos mediterráneos. Cuando sube en altura, prefiere los lugares soleados formando matorrales, sin embargo, cuando baja, no es extraño encontrarlo a veces en zonas de umbrías. 

Además de sus usos culinarios, la salima basta también participa de los múltiples beneficios medicinales que contienen todas las salvias. Por comentar algunos, sobre todo, decir que son una de las plantas aromáticas más eficaces enemagogas, para todos los problemas de la mujer, además, también son  hipoglucemiantes, antioxidantes, antiinflamatorias y buenas para el sistema digestivo y la salud bucal, combatiendo eficazmente la caries, cuando son masticadas sus hojas (la más aconsejada para este fin es la Salvia officinalis). El único tema que hay que tener en cuenta para su consumo, es su contenido en tuyonas, lo que hace que no sean favorables para un consumo habitual. Tomadas puntual y prudentemente, no hay problema en consumirlas.    

En este jardín botánico, existe una buena colección de salvias, sobrepasando la decena de especies distintas, entre autóctonas y alóctonas. Iremos hablando de ellas, en los tiempos que podamos fotografiar el espectáculo de sus diferentes y lindas flores persistentes.