miércoles, 27 de noviembre de 2024

Cersis siliquastrum

 


GRUPO A: Silvestres -Arbustos mediterráneos
SECTOR DEL JARDÍN: Autóctonos
De la familia de las Fabáceas, tenemos una hermosa planta autóctona llamada el árbol del amor o árbol de Judas. Cuentan las leyendas que Judas Escariote, arrepentido por haber traicionado a Jesucristo, se colgó de un Cersis siliquastrum, y, desde entonces, este árbol tomó el nombre de este apóstol y también como símbolo del amor a Cristo. Aunque a mi me gusta más, particularmente, su relación con el amor por la particular belleza de sus flores moradas y sus hojas acorazonadas.   
Teofrasto llamó Cersis al género por la forma de su fruto, y a la especie en concreto Siliquastrum, le viene por su parecido a la algarroba. 

Otra característica particular de la forma acorazonada de sus hojas, es el asombroso parecido que tienen a las del género Cercidiphillum, emblemático arctoterciario que, extrañamente, y solo por la forma idéntica de sus hojas, coge nombre por los Cersis. Este género Cercidiphyllum, pertenece a la familia de las Cercidiphilláceas, y tiene las hojas opuestas, con lo que, actualmente, no tiene nada que ver con los Cercis, que son leguminosos y de hojas alternas, pero gusta imaginar que estos podrían haberse generado desde los mismos Cercidiphyllum. La imaginación sobrevenida por aquellos deleites del conocimiento de lo ancestral y de nuestra simple vista, bien pudiera llevarnos a desarrollar generosos argumentos a favor de este origen y dar una vuelta al mismo nombre que llevan ambas. La subfamilia de las Fabáceas llamadas Caesalpinioidéas, a la cual pertenecen los Cersis, son plantas de climas tropicales y subtropicales, como los Cercidiphyllum, con lo que no sería nada de extrañar que las semillas aladas, típicas de los antiquísimos Cercidiphyllum, un día decidieran transformarse y cubrirse dentro de unas vainas formando legumbres, dando un salto evolutivo de Orden botánico desde las Saxifragales a las Fabales.

En cualquier caso y más allá de imaginaciones varias, se trata realmente de un árbol muy a tener en cuenta en Agricultura Natural para combinar en nuestro bosque Natural de alimentos. Esto es porque, además de ser leguminoso y, con ello, suministrar nitrógeno a la tierra, nutriente tan necesario para nuestros frutales, es nativo de nuestras tierras sureñas del Mediterráneo Oriental, con lo que tiene buena resistencia a los periodos de sequía, a pesar de que su naturaleza son los suelos ligeramente húmedos y la frescura de las sombras. En su hábitat propio, suele crecer en forma de bosquecillo en las orillas de los arroyos, con lo que, hermanado con nuestros frutales que sean regados, van especialmente geniales. 

En este jardín existen dos pies, ya bien desarrollados, de esta especie Cersis siliquastrum.







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