viernes, 13 de diciembre de 2024

Ulmus pumila

 

GRUPO A: Silvestres -Arctoterciarios
SECTOR DEL JARDÍN: Pequeña laurisilva, zona Quercus y zona bosque subtropical.

Los Ulmus son uno de esos géneros antiguos pertenecientes a los arctoterciarios, que son aquellos que tuvieron un origen holártico y donde, referidas a las angiospermas, se hicieron caducifolios para poder combatir los fríos de los inviernos que acontecieron con el comienzo del Terciario, dando fin a millones de años de clima tropical generalizado. 

Perteneciente al orden botánico de las Rosales, los miembros de la familia de las Ulmáceas, en unos principios, al igual que el resto de las angiospermas arctoterciarias, vivían en regiones tropicales. Con el tiempo, se desplazaron hacia el norte a regiones más templadas, y fue cuando empezaron a mudar sus hojas. Hoy día, la gran mayoría de esta familia son caducifolias.   

Dentro de esta familia, donde también se encontraban géneros como los Zelkova, el género Ulmus fue, y sigue siendo, un magnífico superviviente, capaz de resistir las glaciaciones (al contrario que los Zelkova, que desaparecieron) y poblar, desde entonces hasta la actualidad, una buena parte de las riberas, arroyos y barrancos de las zonas más meridionales de Europa. 

La especie que hablamos hoy, Ulmus pumila, de nombre común, Olmo de Siberia, es un auténtico poderoso, resiste la grafiosis, una desastrosa  enfermedad que ha atacado a los olmos, y que los ha puesto en grave peligro. Además, de tener un bellísimo porte, el olmo de Siberia aguanta sequías relativas mediterráneas y se reproduce con gran facilidad, generando muchos retoños a su alrededor, allá donde se ha establecido. 
Desde el punto de vista de la Agricultura Natural, es un excelente partidario para combinar con nuestras plantas alimentarias. De los 5 ejemplares catalogados que se mantienen ya adultos en este jardín natural botánico, excepto el que está en la zona de los Quercus, se encuentran todos junto a frutales, ya sean estos nísperos, o almendros, o perales, o limoneros, así como al lado de ciruelos japoneses. Todos ellos fueron trasladados desde su seno materno, nacidos bajo las sombras de un ejemplar maravilloso que ya alcanza los cielos y que se puede contemplar en la primera imagen que anexo en este artículo.       

lunes, 9 de diciembre de 2024

Dicksonia antarctica

 

GRUPO B: Silvestres alimentarios -Primeras gimnospermas, bosque subtropical.
SECTOR DEL JARDÍN: Pequeña laurisilva

En plena era Paleozoica, durante un periodo llamado Carbonífero, que comenzó hace 359 millones de años, surgieron grandes bosques de Pteridofitas (helechos) dentro de hábitats tropicales donde vivían los primeros reptiles e insectos voladores. En este mundo remoto, cálido, lluvioso y con tanto oxígeno, todo se formó con grandes tamaños, se desarrollaron libélulas, escorpiones y ciempiés gigantes de 1 metro, y los helechos también compartieron esta cualidad. Estos helechos enormes convivían también con otros vegetales arbóreos primitivos ya desaparecidos, como los Lepidodendron, las Sigillarias y las Medullosas, entre otros. 


Los helechos gigantes permanecieron durante millones de años hasta la mitad de la era Mesozoica, durante el Jurásico, donde terminaron por desaparecer. Sin embargo, han quedado pequeños vestigios de esta primera flora gimnosperma en algunas zonas de Australia. 


Gracias a esta asombrosa adaptación a los enfriamientos y los múltiples cambios sucedidos, hoy tenemos la gran suerte de poder disfrutar en vivo de uno de los vegetales más antiguos que han sobrevivido desde casi los primeros tiempos de la vida vegetal


Uno de estos vestigios es la especie que aquí presento, la Dicksonia Antarctica, o comúnmente llamada, helecho arbóreo de Tasmania. Esta especie, que convivió con los dinosaurios durante el Jurásico, y a pesar de su origen subtropical, se adaptó perfectamente a condiciones de climas más templados, sin fríos excesivos con heladas suaves. Eso sí, necesita de humedad ambiental y vivir en las semisombras. 


Esta maravillosa planta, de una belleza espectacular, ha sido recién incorporada en este jardín, en la zona de la Pequeña laurisilva. Vive ahora bajo las semisombras de un alcornoque y un olmo de Siberia, entre romeros y otras especies de helechos. Ha dado una impresionante luz al lugar, esperemos que pueda aguantar los veranos duros y secos de estas montañas, ya que es especie que también necesita de humedad ambiental.

El helecho arbóreo de Tasmania tiene una cualidad muy interesante en cuanto al bosque Natural de alimentos y es que la médula de la planta es comestible, cruda o cocinada. La naturaleza nunca deja de sorprendernos.

  

     

domingo, 1 de diciembre de 2024

Celtis australis

 


GRUPO B: Silvestres frutales -Laurófilas mediterráneas
SECTOR DEL JARDÍN: Bancales antiguos bajos, zona autóctonos, Pequeña laurisilva y zona tarima redonda.

En Agricultura Natural denominamos árboles sutiles a aquellos silvestres que, por sus condiciones particulares, tienen la capacidad y el potencial para hermanarse perfectamente con las plantas de alimento, pudiendo ser, incluso, una ayuda para ellos. Suelen ser caducifolios de sombra más o menos leve y raíces no demasiado invasoras. 

Es muy curioso que, siendo el almecino ('almencino; en mi tierra), un árbol de naturaleza sutil, sorprende mucho el increíble tacto de sus hojas, duro en general y áspero como una lija en el haz. Este aspecto de dureza en las hojas, común dentro de las plantas de hojas coriáceas, nos lleva directamente a considerar a esta especie, otra más de las herederas directas de las laurisilvas europeas.  

En unos principios y hasta hace muy poco tiempo, al género Celtis se le consideraba de la familia de las Ulmáceas, sin embargo, recientes estudios filogenéticos han determinado que pertenecen , en realidad a la familia de las Cannabáceas, la misma que el Cannabis y el lúpulo, lo que no hace más que corroborar su procedencia tropical. 

Este género, según los restos más antiguos encontrados, parece que ya existían al principio del Terciario y fue bastante extendido por toda Europa Central, justo en el tiempo que empezaron a formarse las laurisilvas de manera extensiva. 
Con los enfriamientos posteriores, los Celtis se desplazaron al sur, siendo, desde entonces, uno de los componentes autóctonos más importantes de las regiones meridionales europeas. 

Hace poco más de un millón de años, el homo antecessor de la Sierra de Atapuerca, ya comía almecinas con carne, llegando a ser un condimento muy apreciado para ellos. Nos encontramos, por tanto, frente a uno de los alimentos frutales silvestres más antiguos de la humanidad europea. 
Estos frutos deliciosos, aunque con poca pulpa, contienen valiosos nutrientes y azúcares, así como muy buenas propiedades medicinales (astringentes, antidiarréicas y estomacales y en infusión para bajar la tensión arterial).

Esta especie Celtis australis es hoy uno de los componentes vegetales arbóreos caducifolios más importantes de estas sierras sureñas degeneradas donde se encuentra este jardín botánico. Un simple vistazo a los bancales antiguos abandonados entre las cañadas, nos permite observar cómo, en estas zonas de media montaña, se desarrollan espléndidamente formando bosques naturales increíblemente densos, creciendo pies sueltos incluso, en mitad de las solanas viñas. Sin duda, aunque fue y sigue siendo un vegetal muy poco apreciado, injustamente maltratado, diría yo, estamos hablando de una planta valiosísima de un valor histórico ecosistemático fundamental con gran potencial presente y futuro. Afortunadamente, hoy día se encuentra protegido, esperemos que sirva para crear consciencia. 

Las partes más bajas de este jardín (zona de bancales antiguos), lindan con una cañada espectacular, donde hoy existen numerosos almecinos formando un bosque natural con ejemplares casi centenarios, esto permite que, en estas partes de las fincas bajas, crezcan, cada día más, una buena cantidad dispersa de esta especie entre los frutales, generando una muy hermosa convivencia. Ojalá que vivan estos árboles por cientos de años más, ya que son muy longevos si se les permite estar. 

Además de esta zona comentada, el almecino se encuentra repoblado en muchas otras zonas de este jardín, contabilizando más de diez pies; buena parte de ellos, ya en estado adulto.